La hipoteca inversa es un préstamo hipotecario por el que el banco concede al propietario de una vivienda dinero a cambio de ofrecer su casa como aval.
A través de este producto, el propietario de un piso recibe un complemento a su pensión, que puede ser utilizado para mejorar su calidad de vida.
Aunque la jubilación debería ser un periodo para disfrutar del tiempo libre y hacer cosas que antes no podíamos, en ocasiones esto no es así.
En muchos casos los ahorros suelen dedicarse a pagar una vivienda y no al ahorro para una jubilación, lo que implica que al llegar al final de la vida laboral, la pensión puede que no sea suficiente para tener una vida tranquila y satisfactoria.
Una manera de conseguir un dinero para la jubilación es la hipoteca inversa, es decir, un préstamo hipotecario por el que el banco concede al propietario de una vivienda dinero a cambio de ofrecer su casa como aval.
El cliente no pierde la propiedad de su casa y puede seguir viviendo en ella recibiendo un importe económico pactado; puede también alquilarla o incluso reformarla.
Los herederos mantienen la vivienda en herencia y disponen de un año para devolver el dinero. Se puede cancelar la hipoteca, total o parcialmente.
¿Se puede vender una casa con una hipoteca inversa?
Antes de valorar la firma de un producto de estas características hay que tener en cuenta si puede generar algún problema en el supuesto de tener que vender el inmueble o la responsabilidad de los familiares en caso de la muerte del titular del mismo.
Una casa con una hipoteca inversa es más difícil de vender, porque, en algunos casos, solo podrá hacerse si se puede cancelar la deuda.
Dependiendo del perfil del cliente en cuanto a sus herederos futuros, hijos, hermanos, sobrinos, etc. y de la situación económica de éstos, se suele optar por esta financiación o no.
La familia tiene mucho que decir en un tema delicado que compete básicamente a la persona necesitada y, en función de los vínculos familiares, se decide habitualmente entre todos si acudir o no a esta opción financiera.
Hay que pensar que esta decisión afectará a futuro a los herederos, pero también hay que analizar la situación económica y el merecido bienestar de nuestro familiar.